El Papa Francisco está llamando a la Iglesia a
salir de sí misma, olvidando miedos e intereses
propios para ponerse en contacto con la vida real
de la gente y hacerles presente el evangelio, allí
donde los hombres y mujeres de hoy sufren y
gozan, luchan y trabajan.
El Papa nos está abriendo los ojos para
advertirnos del riesgo de una iglesia que se asfixia
en una actitud auto defensiva y nos dice: Cuando
la Iglesia se encierra, se enferma; prefiero mil
veces una iglesia accidentada a una que esté
enferma por encerrarse en sí misma.
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